El día 25 fue mi cumpleaños número 23. Un bonito número, ¿verdad? Pero no fue un cumpleaños cualquiera, fue un GRAN cumpleaños en el que me dí cuenta de muchas cosas y fui consciente de otras tantas.
Me percaté de que aún no he cumplido muchos de los objetivos que me había propuesto y ESO ES LO MEJOR DE TODO!! Tengo una vida por delante para hacer lo que me venga en gana.
Tengo edad de soñar despierta por el día y volver a soñar, cuando caiga la noche. Tengo edad para estudiar y así, algún día, con suerte, trabajar de lo que me gusta. Tengo edad para viajar al pueblo de al lado, o a la gran ciudad situada a miles de kilómetros, si el dinero lo permite.
Da igual la edad que se tenga, solo importa la energía que tengas para dar cada paso. Importa lo que sientes y también, lo que no quieres sentir, porque de todo se aprende y para todo hay un momento.
Puede que dentro de sesenta años, cuando tenga ochenta y tres, ya haya cumplido con todo lo que deseaba hacer y puede, y espero, que todavía entonces, me queden muchas cosas por vivir.
Desde aquí, GRACIAS, a los que me sacan una sonrisa en los momentos malos, a los que me soportan cuando estoy de mal, a los que les importo, porque sin ellos, mi vida no sería como es y estoy segura de que aún me quedarían muchas más por cumplir y hubiera metido en un cajón algunos sueños, que sin embargo, ahora están situados a simple vista para los que se detienen a mirar, a mirarme.
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